Por definición, podemos hablar de Stretching como el conjunto de ejercicios físicos realizados con el fin de potenciar y mejorar el estiramiento muscular y favorecer la elasticidad de las articulaciones. Los estiramientos en animales mamíferos son instintivos y los hombres a lo largo de nuestra evolución los hemos ido perdiendo manteniendo aquellos gestos amplios que implican determinados grupos musculares como los que realizamos al despertarnos, cuando tenemos sueño, al levantarnos después de haber mantenido una postura prolongada, los bostezos, etc; todos ellos nos proporcionan una sensación placentera de bienestar.
Durante muchos años, y en la práctica deportiva, los estiramientos fueron los grandes ignorados pero hoy en día forman parte obligada de toda actividad deportiva. Los estiramientos mantienen las características de ejecutarse en la parte inicial de la sesión deportiva. Son posturas activas que se realizan durante un periodo corto en el tiempo e implican la preparación del organismo para la práctica intensa de la actividad física posterior y que se realizan englobando grupos musculares específicos desde la cabeza a los pies, de forma progresiva y metódica, ejecutando los ejercicios de forma simétrica para facilitar la flexibilidad muscular y favorecer la elasticidad de las articulaciones.
El stretching por su parte conviene realizarlo después del esfuerzo físico a fin de reponer los sistemas musculares tras el ejercicio intenso y así mejorar la recuperación fisiológica del organismo.
TRES ETAPAS
Podemos deducir por tanto que el objetivo de los estiramientos es evitar tensiones y se realizan en tres fases. Fase de tensión: En la que se mantiene una fuerza controlada sin ocasionar dolor contra el obstáculo y, posteriormente, se pasa a la fase de relajación en la que se deja de hacer fuerza contra la tensión y se relaja el músculo. Por último, la fase de extensión en la que se estira suavemente el músculo todo lo que se pueda.
DIVERSAS TÉCNICAS
Existen varias técnicas para ejecutar los estiramientos y mejorar la flexibilidad corporal y las funciones fisiológicas del organismo. El conjunto de ejercicios a realizar deben de ser instruidos por un buen profesional que conozca perfectamente las técnicas de ejecución y las adapte específicamente a cada persona según su capacidad.
Hoy en día, existen muchos centros deportivos que ofertan clases específicas de Stretching asesorando e informando del número de sesiones a realizar a lo largo de la semana. Se aconseja una sesión semanal como mínimo de 45 a 60 minutos de práctica específica y global. Ideal sería poder realizarla de dos a tres veces a la semana… Los ejercicios ejecutados con “conciencia y percepción mental” (psicosomáticos) facilitan de forma más rápida la salud corporal y mental alimentando la sensación de bienestar y aliviando tensiones musculares y rigidez articular.
Además, los beneficios de esta práctica realizados mediante un método suave, progresivo e inteligente nos aportará mejora postural, aumento del metabolismo, disminución de la ansiedad, mejora de la respiración al rebajar tensiones y ralentizar el proceso de envejecimiento al favorecer la movilidad muscular y articular con la práctica deportiva frente al aumento de limitaciones que se desarrollan con el paso de los años. Así pues… ¿Os animáis?