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La danza oriental o más conocida como danza del vientre ya se practicaba en la antigüedad como medio de conexión entre lo humano y lo divino y como ritual sagrado para favorecer la fertilidad y la buena cosecha del campo. Paralelamente, en determinadas culturas, no sólo la árabe, las mujeres ya practicaban distintos movimientos de pelvis y de cadera como preparación para el parto.
La práctica de la danza del vientre ha llegado hasta nuestros días convirtiéndose en una de las terapias más divertidas para potenciar la autoestima, tonificar el cuerpo e incluso perder peso para todas aquellas mujeres que lleven mucho tiempo sin practicar ejercicio.
Las más fervientes admiradoras de este arte oriental confiesan que no hace falta ser una experta para practicarlo y notar sus efectos. Tan sólo unas horas de dedicación a la semana bastarían para lucir un vientre más plano además de convertirse en un complemento ideal si practicas otros tipos de ejercicio.
Beneficios
Profesores de danza del vientre en Madrid afirma con rotundidad que «esta terapia es mucho más que una mera cuestión de estética o de moda. Se trata de una disciplina que la mujer ha practicado desde hace miles de años con diversos fines pero nunca para alejarse de la aceptación de sí misma».
A nivel físico, la danza del vientre permite la toma de conciencia del cuerpo a través de la disociación – que moviliza cada una de las principales articulaciones por separado -, y fortalece los órganos internos. A nivel energético, transforma la energía al producirse un desbloqueo de los centros energéticos que originan el dolor y otras enfermedades.
En el plano emocional, la danza del vientre recupera la verdadera esencia de la energía femenina, aprendiendo a compartir en un clima de alegría, complicidad y celebración. Y desde el punto de vista mental, los movimientos aislados y repetitivos de la zona pélvica y de las caderas estimulan el útero, sede de la creatividad para distintas culturas árabes.
Según el testimonio de jóvenes bailarinas, «serían aconsejables unos tres años de práctica de coordinación y equilibrio para adquirir un completo dominio de los movimientos», «la danza del vientre tiene numerosas virtudes como mejorar el equilibrio, regular la menstruación, y también te ayuda a perder peso».
En su opinión, el modalidad de danza más popularizada de la danza oriental es la egipcia pero «cada país tiene sus propias variaciones». Como profesora de danza del centro que regentan sus padres anima a todas las mujeres a practicar sus movimientos ya que «no tienen contraindicaciones porque lo verdaderamente importante es tener interés».
Otras bailarinas aseguran, «se puede practicar esta disciplina a cualquier edad y mejor dos veces por semana ya que aporta muchos beneficios, sobre todo alegría, autoestima y bienestar».
Según, nos confiesa, «sus movimientos son especialmente buenos para posicionar la columna vertebral, potenciar la sensualidad de la mujer y mantenerse en forma antes y después del parto». Ella asegura que con su práctica durante tres meses «ya lo empiezas a notar en todas las articulaciones aunque los principales movimientos salgan del vientre».
Las sesiones de una escuela duran aproximadamente una hora y media y todas ellas comienzan con una fase previa de calentamiento para evitar posibles lesiones. A continuación, le sigue una fase de aprendizaje de los distintos pasos con una pequeña coreografía y una última fase de relajación, que puede realizarse de pie o tumbada.
Para las expertas bailarinas existen cinco niveles que para un mejor conocimiento de la danza del vientre: el primero consiste en practicar y dominar el baile con el velo, el segundo, los crótalos, el tercero los «shimmis» o darbuka mejorando las técnicas del velo y los crótalos, el cuarto conllevaría el perfecto dominio de los crótalos y mantenimiento del equilibrio mientras suena la música con el sable (colocado en la cabeza) y un último y quinto nivel de perfeccionamiento de todas las técnicas anteriores.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row css_animation=»» row_type=»row» use_row_as_full_screen_section=»no» type=»grid» angled_section=»no» text_align=»left» background_image_as_pattern=»without_pattern» z_index=»»][vc_column][latest_post type=»dividers» number_of_colums=»2″ number_of_rows=»1″ order_by=»title» order=»ASC»][/vc_column][/vc_row][vc_row css_animation=»» row_type=»row» use_row_as_full_screen_section=»no» type=»full_width» angled_section=»no» text_align=»left» background_image_as_pattern=»without_pattern»][vc_column][blog_slider type=»carousel» auto_start=»true» info_position=»info_in_bottom_always» image_size=»landscape» blogs_shown=»6″ show_categories=»yes» show_date=»yes» show_comments=»no»][/vc_column][/vc_row]